LECTURA

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miércoles, 29 de mayo de 2013

Los hornos de Hitler (capitulos finales)



CAPITULO XXlV
“El carro de la muerte”
Olga nunca perdió la esperanza de volverse a encontrar con su marido (el doctor Lengyel) y pudo dar con su paradero gracias a que por parte de la resistencia se le dio la noticia de que trabajaba en el campo de Buna en un hospital; logro enviarle una nota diciéndole que iría en su búsqueda la cual si fue contestada por el mismo, él le decía que no se arriesgara ya que sería muy peligroso y si aún lo intentaría que tuviera muchísimas precauciones.
La única manera de llegar a donde estaba su marido era viajar en “el carro de la muerte”, en este carro se trasladaban a los  que según los alemanes tenías trastornos mentales (estaban locos), ella se hizo pasar por uno de ellos ya que ir como enfermera sería demasiado riesgoso, fue un viaje muy distinto a los demás ya que estos enfermos se peleaban y gritaba y después comenzaban a hacer cariños.
El carro había un musulmán que se masturbaba, unas locas lesbianas y un loco matemático que decía que la guerra era una simple ecuación.
Olga pudo reunirse con su marido en la sala de operaciones, él había cambiado mucho físicamente y Olga al verlo se quedó sin palabras.
Su esposo le dio ánimos de seguir ya que Olga sabía que tenía que sobrevivir para dar testimonio de tal crueldad que los hacían pasar día con día.
Olga regreso y poco después un francés le dio la noticia de que el campo de Bina había sido evacuado y los hicieron dar una larga caminata y como el doctor Lengyel se detuvo a ayudar a un chico que se había desmayado los alemanes los atacaron y mataron.
CAPITULO XXV
En el umbral de lo desconocido.
En 1945 los alemanes les pidieron a las enfermeras que les dirán todos los documentos y registros de pacientes; al poco tiempo todos esos documentos estaban amontonados frente a las oficinas y les prendieron fuego, solo se desasieron de las evidencias del hospital.
Se les indico que se evacuaría el campo y que agarraran sus cosas de valor.
Como ya se había mencionado los internados no tenían mucha ropa por lo cual se armó una gran controversia y pelea más que nada por el calzado.
Hubo una selección principalmente de enfermeras, me imagino que querían exterminarlas ya que eran las que tenían mayor testimonio pues la crueldad que se veía en el hospital era superior a la que se veía en las barracas.
Olga solo veía que había montones de papeles quemándose, efectivamente los alemanes no dejarían rastro alguno de registro y evidencias.
Comenzaron a salir a la media noche donde más de 30 guardias las examinaban para hacer otra selección, a los viejos o con poco rendimiento los devolvían al campo.
Hicieron grandes filas y comenzaron a caminar; sus liberadores estaban cerca pero los alemanes querían huir.
CAPITULO XXVl
La libertad
Las filas eran vigiladas por soldados y perros entrenados por lo cual nadie podía fugarse de ahí, los únicos que se quedaban eran los que caían muertos.
Muchos tenían la esperanza de que los rusos estaban muy cerca de ahí.
Los guardias de la S.S los tenían muy bien vigilados y cada vez los hacían caminar más rápido por lo cual el número de gente muerta aumentaba cada vez más.
La doctora Rozsa amiga y compañera  de Olga ya mencionada anteriormente se fue quedando en el camino y aunque Olga intentó animarla a seguir ella no pudo y a los pocos pasos un alemán al verla parada sin fuerzas le dio un balazo para así matarla.
Olga planeaba escaparse junto con sus dos amigas Magda y Lujza; lograron escaparse y llegaron a una iglesia la cual les indicaron una casa la se podía convertir en su escondite, no fue así y solo pudieron estar ahí una noche.
Casi las descubren pero gracias a un ataque ruso     Olga y sus amigas lograron escapar y ocultarse en una casa.
Tiempo después las mujeres de la aldea donde se refugiaba se levantaron y las ataron para así tenerlas en un carro.
Olga aprovecho que todos estaban borrachos y pudo escapar.
Los rusos atacaron  los alemanes y Olga fue espectadora de este espectáculo el cual gozo ya que por fin era libre.
CAPITULO XXVll
Todavía tengo fe.
Olga dice que el libro fue un homenaje hacia todas esas grandes personas que conoció y desafortunadamente murieron (fueron asesinadas).
También quiere hacer reflexión para que todo lo ya explicado y leído en el libro no vuelva a suceder y tampoco algo similar o con mucha crueldad.
Los alemanes para exterminar a los niños, o como dice Olga a los inocentes de Birkenau lo bañaron con agua fría y pasaron revista dejándolos varias horas bajo la nueve y con intenso frío, obviamente fueron pocos los que sobrevivieron.
Entre ellos estaba Thomas (uno de los hijos de Olga), aunque tenía fiebre sobrevivió y a los sobrevivientes los llebaron a  los establos que eran muy frios sin embargo en el camino el murió.
Olga escribe varias reflexiones y comenta que aunque no conoció a fondo a la gente del campo, para ella esas personas eran algo especial para ella.
“Ella aún tiene fe en la humanidad”
OPINION.
De este libro comprendi la magnitud y gravedad de este olocausto, al principio solo sabia que Hitler mataba judios, pero hoy en dia ya se que no solo era a ellos sino a cristianos, intelectuales, homosexuales etc.
Al leer las paginas de este libro me percate de que la crueldad que yo conocia para nada puede ser comparada con la de las paginas que escribio Olga, de solo leer cada palabra me imaginaba el inmenzo dolor que todas estas personas sufrieron.
Es un muy buen libro que en la historia de una mujer puedes saber todo a detalle sobre este olocausto causado por la obsecion de una raza perfecta.
Sabia que el humano es cruel y desde mi punto de vista de el peor ser vivo, ya que solo destruye y juzga, pero hitler era peor que esto.



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