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miércoles, 22 de mayo de 2013

Los hornos de Hitler (20,21,22 y 23)



CAPITULO XX
La resistencia.
 Olga menciona los “periódicos hablados” que solo era divulgar las noticias que algunos internados sabían.
L con ayuda de algunos miembros de Canadá pudo hacer una radio, la cual enterraban y por las noches sacaban para poder escuchar las buenas noticias del mundo y levantar la esperanza de los infelices internados.
Un día llegaron al campo dos paquetes de explosivos para hacer estalla los crematorios, sin embargo uno de estos llego a manos de los alemanes por lo cual se volvieron totalmente desconfiados, tanto que cada que veían algo sospechoso entraban a las barracas a destrozar todo en busca de evidencias y si encontraban a un sospechoso lo colgaban en la orca.
Olga por un tiempo fue repartidora de cartas, por lo tanto también entregaba paquetes secretos, una vez estuvieron a punto de descubrirla pero no fue así.
Ella sabía que estaba propensa a ser condenada a muerte pero eso era lo de menos si moría por lo menos sabía que moriría luchando.
Un día se escucho una gran explosión, definitivamente fue una bomba que estallo en los crematorios.
Quien organizo la explosión fue un judío francés llamado David, el cual como ya estaba condenado a muerte decidió aprovechar su poca vida y consiguió los explosivos y con ayuda de gasolina pudo acabar con solo un crematorio.
Aprovecho el escandalo junto con los demás de su grupo y cortaron el alambrado para así escapar, no todos lo lograron pero otro tanto sí.
A los que atraparon les soltaban escopetazos en la nuca, pero antes les daban unos buenos latigazos para que surtieran un poco antes de morir. Entonces las selecciones se hicieron más crueles desde aquel día.
CAPITULO XXl
“¡Paris ha sido liberado!”
Una tarde un francés llego a la enfermería con una cara extraña como de placer; a Olga le toco atenderlo y ella pendo que él estaba loco o algo parecido. De repente él le susurro a Olga la oído que Francia había sido liberada, Olga no lo podía creer y la esperanza y felicidad resalto en ella, al poco tiempo se empezó a propagar la noticia y la esperanza en el campo y las fantasías en la mente de las prisioneras comenzó, ella se imaginaban su rescate.
De nuevo los alemanes hicieron de las suyas y engañaron a varios internados ya que se les dijo que para navidad las personas que tuvieran parientes en Estados Unidos serian llevadas haya, por lo tanto les pidieron nombres, direcciones, etc.; todo parecía muy real ya que si se los llevaron en el tren y hasta les proporcionaron zapatos y abrigos pero poco después se descubrió la verdad, se los habían llevado a otro campo a exterminar y así los abrigos y zapatos fueron devueltos.
CAPITULO XXll
Experimentos científicos.
Olga cuenta que los medico alemanes  tenían en sus manos a muchos internados con los cuales podían hacer experimentos; a ellos los llamaban conejillos de indias.
La mayoría de los experimentos eran inútiles como ver cuando duraba la vida de un hombre que solo se abastecía de agua salada o agua helada, al final de cuentas los que eran sometidos a esos experimentos morían y si llegaban a sobrevivir eran llevados a las cámaras de gas.
En si lo que querían saber de esos experimentos era saber la resistencia humana antes de morir.
La compañía de BAYER también participo en estos experimentos obvios claro con medicamentos.
Un experimento cruel fue que hacían injerto de huesos o músculos, lo cruel era la operación ya que las ataban a una mesa y no les daban anestesia.
Otros experimentos era la inseminación artificial en las mujeres, o la inyección de hormonas sexuales y también la esterilización o castraciones.
A las mujeres también les llegaron a inyectar diversos líquidos en los genitales y los pechos.
CAPITULO XXlll
Amor a la sombra de un crematorio.
En el campo también ejercía el amor, no solo entre internados sino también entre las Blocovas y los oficiales nazis.
Para las internadas o por lo menos para la mayoría la única maneras de comes un poco de patatas era atrayendo a un hombre ya que estos les compartían de su comida a cambio de un favor sexual, las blocobas también tenían sus queberes con algunos internados, esto en alguna parte que ellas tenían en las barracas.
También los jefes del campo o jefas tenían sus aventuras con algunos internados como era el caso de Irma la cual era bisexual y llego a tener aventuras  homosexuales, esto se lo conto a Olga una internada que era muy apegada a ella, ya que Irma le ordenaba que le llevara algunas presas a su cuarto y así tenían relaciones.
Como sabemos todos tenemos necesidades sexuales, aun en estar en esas malas condiciones no era impedimento para que ellos tuvieran esas necesidades, aparte se podría decir que ya existía la prostitución ya que como ya he mencionado algunas internadas hacían favores sexuales a cambio de algo.







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