CAPITULO Xll
El deposito de cadáveres.
A pesar de que Olga
trabajaba en el hospital, le toco limpiar los cadáveres que quedaban en el
hospital y los tenía que ir a botar junto con los demás cadáveres; gracias a la
escasez de agua no les quedaba para lavarse las manos después de tan
desagradable labor, imagínense cuantas bacteria y suciedad les quedaba en las
manos.
Esta tarea la hacían entre
dos personas las cuales cargaban los cadáveres hasta el depósito que se
encontraba a media hora del hospital, lo cual era demasiado agotador ya que
como casi no les daban de comer y beber ellas estaban muy débiles.
Los alemanes llamaban a los
cadáveres “Scheis-Stuike”.
Un tiempo a Olga le ayudo
una muchacha que creía que su madre está a salvo de los alemanes porque estaba
escondida en las montañas, sin embargo un día que fueron al depósito ella vio
el cadáver de su madre.
Olga menciona en su libro
que aproximadamente los internados perdían el 50% o 60% de su peso y llegaban a
pesar unos 30 kilos (yo peso más que eso y estoy súper delgada) y el 90% de las
mujeres padecían de secamiento de los ovarios.
Olga sospechaba que los
alemanes diluían sustancias químicas en su comida para retrasas sus reacciones
sexuales y como ya había mencionado las de la cocina y otra privilegiadas no
comían de ese alimento por lo tanto no tenían trastornos menstruales.
Un tiempo se le asigno la
tarea de limpiar la estación del ferrocarril, juntaban la basura o transportaban
el equipaje o cosas de valor como juguetes, maletas, camisas etc., a Canadá;
veces encontraban galletas o carne la cual ya está podrida por lo cual si olor
era muy desagradable.
Olga veía bajar a las
personas de los vagones y recordaba cuando ella llego; decidió murmurarles a
algunas de las que llegaban que dijeran que sus hijos tenían 12 años o más y
que no dijeran que se encontraban enfermas, ella menciona que estas personas la
veían con desagrado lo cual era normal ya que Olga se encontraba sucia y en harapos.
Un día bajaron del
ferrocarril unos norteamericanos y a Olga le toco separar su equipaje, donde
venían camisetas deportivas y muchos disco musicales; pusieron uno y escucharon
la canción de “noche de paz” hasta que un alemán llego y pateo el tocadiscos y
la música no se volvió a oír, fue un buen momento ya que al oír la música se
olvidaron por un momento de todo lo que habían pasado.
CAPITULO Xlll
El “Ángel de la muerte”
contra el “Gran seleccionador”.
Olga ya una vez estuvo al
borde de la muerte y ahora igual se salvo de morir ya que el doctor Fritz Klein
(era un médico) tenía un puesto justamente para Olga.
Olga vuelve a comentar las
“selecciones”, dice que en ese tiempo las selecciones duraban desde el amanecer
hasta que terminaba la tarde y quienes
escogían a sus víctimas eran Irma y Hasse (las dos muy impecables y bien
parecidas), Irma siempre asistía muy bien peinada y sus principales víctimas
eran las mujeres que aun conservaban un poco de su belleza, a Irma le encantaba
pegar con su enorme látigo y le gustaba ver sufrir a las internadas.
En 1944, 315 mujeres que
fueron seleccionadas, las encerraron durante 3 días sin comida y agua, por lo
cual algunas de las que se encontraban adentro ya habían muerto o estaban excesivamente
débiles; como Olga acompañaba al doctor Klein pudo suplicarle que dejara ir a
algunas de aquellas mujeres ya que no0 todas estaban enfermas y suplica tras
suplica Olga logro convencer al doctor Klein y este decidió liberar a algunas
(31), por fin un alemán tenía un acto humano o bien de bondad.
Mientras Olga era castigada
por Irma, una tarde del domingo El doctor Klein fue a buscarla para entregarle
una caja de medicinas que le había prometido, para agarrarla Olga interrumpió
su castigo lo cual enfado mucho a Irma,
sin embargo El doctor Klein respondió por ella y una riña entre el e Irma
comenzó.
Olga acompaño al doctor
Klein por lo tanto desobedeció a Irma lo cual la enfureció aún más y como ella
era sumamente vengativa y rencorosa busco la manera de cobrar venganza.
Cuando Olga se separó del
doctor Klein, Irma la bombardeo de preguntas y le prohibió dirigirle y obedecer
órdenes de Klein y enseguida saco una escopeta con la cual le comenzó a Golpear
la cabeza a Olga hasta dejarla inconsciente.
Ella despertó y escucho la
alarma de la selección y no le quedo de otra más que correr hacia ellas para no
ser castigada.
CAPITULO XlV
“Organización”
Un día Olga escucho salir de
la boca de un viejo convicto el término “organizar”; por algunos días se
pegunto a que se refería aquel viejo hasta que por fin comprendió que organizar
era sinónimo de robar.
En septiembre de ese año L
(ya mencionado anteriormente) pudo “organizar” cinco cucharas para las
enfermeras por lo cual le toco una a Olga, ella estaba muy contenta ya que por
mucho tiempo tubo que comer con los dedos o de plano tenía que lamer el plato
como si fuera un animal, sin embargo tiempo después estas cucharas
desaparecieron.
Una de las guardias que
cuidaba que ningún convicto se acercara a la cerca estaba pidiendo un pedazo d
pan por unas telas, a Olga le hacía falta un chal y decidió intentar hacer
trato con ella.
Ella junto con su amiga
fueron a buscarla a su barraca para hacer el trato pero no la encontraron, lo
que si encontraron fue a la chacha de la blocova que estaba preparando plazki,
como ellas no habían comido el olor de los plazki las seducía y quien los
estaba sirviendo le dijo a Olga y a su amiga que necesitaba unas aspirinas ya
que su oído le dolía y no quería esperar en la fila de la enfermería para ser
atendida, ella querían aceptar la propuesta de que si le daban las aspirinas
ella les daría unos plazki pero su conciencia no las dejaba.
Terminaron por acceder ya
que el hambre las mataba además sería lo mismo solo que le ahorrarían tiempo a
esta chica y ellas se ganarían sus plazki.
Estando en
Birkenau-Auschwitz a veces ya no importaba la moral o los valores, lo único que
importaba era sobrevivir, cueste lo que cueste.
Por este motivo el mercado
negro es el campo era muy abundante y cualquiera con la oportunidad lo
aprovechaba para su propio beneficio si es que no tenían algún privilegio.
Si yo estuviera en la misma
situación que Olga accedería, lo único que queria era sobrevivir y aprovechar
los recursos que tendría a mi alcance.
CAPITULO XV
Nacimientos malditos.
En el campo a veces llegaban
al hospital mujeres embarazadas, el estar embarazada era un gran riesgo ya que
si los dos Vivian (tanto él bebe como la madre) eran llevados a las cámaras de
gas para morir, y si el bebe no tenía probabilidades de una vida larga o bien nacía
muerto la madre podía regresar a la barraca.
Olga y las demás enfermeras
después de tanto pensar y razonar llegaron al acuerdo de que por lo menos
tenían que salvar a las madres por lo cual cuidadosamente para no hacer
sospecha tuvieron que matar a los recién nacidos metiéndoles sustancias
mortales y haciéndolos pasar como que nacieron muertos para así poder salvar a
las madres.
Cuando del ferrocarril llegaba una mujer
embarazada era llevada a la fila de la izquierda para ser encaminadas a la cámara
de gas.
A pesar de ellos aún había casos
de mujeres embarazadas y los alemanes accedieron a engañarlas diciéndoles que
les darían doble ración de pan y dormirían en una barraca exclusiva lo cual era
solo una falacia ya que lo único que querían era identificar a las embarazadas.
El doctor Mengerle les hacía
preguntas no discretas a algunas para saber todos sus secretos y mandarlas como
candidatas a las selecciones.
El estar embarazada en el
campo implicaba morir o tener que matar a tu bebe para seguir en el campo.
A Olga le remordía la
conciencia el hecho de que ella mato algunos bebes sin embargo fue para una
buena causa además imagínese pobres bebes tendrían una vida de tormentos o bien
no sobrevivirían ya que la comida y agua que les daban era muy poca.
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